Un estudio reciente de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) ha revelado que masticar chicle puede liberar cientos de microplásticos en la saliva, los cuales podrían ser ingeridos sin que los consumidores lo perciban. Este hallazgo destaca una nueva vía de exposición a estas diminutas partículas plásticas.
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Microplásticos presentes en el chicle
La investigación en Estados Unidos analizó diez marcas de chicle, tanto de goma sintética como natural. Sorprendentemente, se encontró que ambos tipos liberan cantidades significativas de microplásticos al ser masticados.
Asimismo, se detectaron polímeros como poliolefinas, tereftalatos de polietileno, poliacrilamidas y poliestirenos, siendo las poliolefinas las más abundantes. Estos resultados indican que la composición del chicle contribuye a la liberación de microplásticos durante la masticación.
Implicaciones para la salud y el medio ambiente
Aunque aún no se ha determinado el impacto exacto de la ingestión de microplásticos en la salud humana, estudios en animales y células humanas sugieren posibles efectos adversos.
Finalmente, desechar chicles de manera inapropiada contribuye a la contaminación ambiental, ya que estas gomas usadas pueden liberar plásticos al entorno, afectando suelos y cuerpos de agua. Por lo tanto, es esencial ser conscientes del manejo adecuado de los residuos de chicle para minimizar su impacto ecológico.