La Ciudad de México vivirá una de las noches más emotivas y emblemáticas en la historia de la lucha libre, cuando el Hijo del Santo suba hoy por última vez al cuadrilátero después de 43 años de forjar su leyenda y de haber protegido con sangre, sudor y lágrimas, el legado de El Santo, su padre.
El Palacio de los Deportes será escenario de una de las funciones más simbólicas, pues el heredero directo del Enmascarado de Plata cerrará el libro que comenzó a escribir en 1982, cuando decidió entrar al ring con la misma máscara que convirtió a su padre en un ícono popular, cinematográfico y deportivo.
Su despedida, anunciada como un homenaje a su carrera y a su dinastía, representa un momento trascendental para la cultura popular mexicana. No se va un luchador: se despide una leyenda que extendió el mito y lo llevó a nuevas fronteras, pero no solo eso, pues pasará la estafeta a Santo Jr., el nieto de El Santo.
Labró su camino con grandes éxitos
La carrera del Hijo del Santo comenzó en el Toreo de Cuatro Caminos, donde dio sus primeros pasos entre figuras de renombre. Desde entonces, construyó una trayectoria sólida, técnica y ampliamente respetada.
Su debut oficial ocurrió el 18 de octubre de 1982, y desde ese momento se vio obligado a cargar con el peso de la herencia más grande del pancracio mexicano, pero, lejos de quedar opacado, pronto demostró que no buscaba solo honrar el pasado, sino crear uno propio.
Entre sus grandes logros se encuentran giras internacionales por Japón, Alemania, Inglaterra, Estados Unidos y Francia, donde impulsó la visión global de la lucha libre mexicana.
En Japón, particularmente con Universal Wrestling Federation (UWF) y All Japan Women’s Pro-Wrestling, protagonizó encuentros de alto nivel que posicionaron la máscara plateada ante nuevos públicos. Su estilo técnico y su habilidad aérea lo convirtieron en un embajador natural del pancracio.
Su participación en AAA durante los años 90 lo llevó a momentos fundamentales, como su histórica rivalidad con Psicosis y su memorable participación en When Worlds Collide en 1994, función que marcó un antes y un después para la lucha mexicana en Estados Unidos. Aquella noche junto a Octagón, frente a Los Gringos Locos (Eddie Guerrero y Love Machine), es considerada una de las mejores luchas de parejas en la historia moderna.
Ganó múltiples campeonatos nacionales e internacionales, llenó arenas, encabezó funciones estelares y elevó el estatus cultural de la máscara del Santo al grado de símbolo patrimonial del deporte mexicano.
Rivales más destacados
La grandeza de un luchador también se mide por sus rivales, y el Hijo del Santo enfrentó a algunos de los más talentosos y peligrosos de su generación.
Su rivalidad con Negro Casas es quizá la más emblemática: una confrontación de estilos, técnica y personalidad. Sus encuentros en la Arena México quedaron inscritos como auténticos clásicos. "Con Casas aprendí que la lucha libre es una guerra que también se gana con la mente", declaró alguna vez.
Otra serie de combates inolvidables fue contra Blue Panther, un choque de dos de los mejores luchadores técnicos de su época. La calidad de llaveo y contrallaveo en esos encuentros dejó una escuela para generaciones posteriores; y cómo olvidar su rivalidad heredada contra Blue Demor Jr. con quien nunca se logró concretar una lucha de apuestas en la que pusieran en juego su máscara.
Algo similar sucedió contra Fuerza Guerrera, el Mosco de la Merced, quien fue una piedrita en el zapato para el Hijo del Santo, lo que se vio reflejado en una de las luchas de despedida del enmascarado plateado, pues esta rivalidad será recordad por siempre.
En el terreno internacional, sus luchas contra Psicosis fueron decisivas, especialmente en ECW, donde ambos llevaron el estilo mexicano a un público acostumbrado a la rudeza extrema. Su química en el ring hizo que el público extranjero entendiera la narrativa y el ritmo del pancracio nacional.
También brillaron sus encuentros frente a Eddie Guerrero, con quien compartía historia familiar, profesional y un profundo respeto. En Japón y México, sus duelos quedaron para la memoria por su impecable ejecución y dramatismo.
Máscaras y cabelleras más importantes en su vitrina
La carrera del Hijo del Santo incluye una colección valiosa de triunfos en luchas de apuesta, donde se demuestra el honor, el estilo y la valentía de un luchador. Entre sus máscaras ganadas destacan: El Espanto Jr., uno de sus triunfos más significativos y simbólicos. Kahoz, cuya rivalidad en los años 80 y 90 fue de las más intensas. El Signo Jr., contribuyendo a consolidar su prestigio como luchador de jerarquía.
Entre las cabelleras que ha conquistado se encuentran rivales de alto calibre como Negro Casas, en una lucha que aún hoy es referencia de dramatismo y técnica. Perder la máscara o la cabellera es la derrota máxima para un luchador, y el Santo conquistó esas victorias en escenarios repletos y bajo presión máxima.
Las luchas de apuesta formaron parte esencial de su narrativa y contribuyeron a su prestigio en la Arena México, en la frontera y en plazas internacionales.
Campeonatos más famosos que ganó
Entre los campeonatos más importantes en su historial se encuentran: Campeonato Mundial de Peso Welter, avalado por diversas organizaciones y defendido en varias partes del mundo.
Campeonato Mundial de Parejas, en diferentes promociones y con compañeros como Octagón, demostrando química y estrategia. Campeonato Mundial de Súper Ligero, uno de sus títulos más defendidos. Campeonatos Nacionales, que consolidaron su estatus desde etapas tempranas.
Su fama no residió únicamente en lo que ganó, sino en cómo lo ganó: con técnica pulida, vuelos precisos y una narrativa de justicia heredada del Santo original.
Su etapa como rudo
Aunque casi toda su carrera estuvo ligada al papel de técnico, hubo una breve etapa en la que decidió dar un giro radical: se volvió rudo. Este movimiento inesperado generó polémica entre la afición, acostumbrada a verlo como el heredero noble del linaje plateado.
Sin embargo, esta etapa mostró un lado diferente del Hijo del Santo: más agresivo, más cerebral y, según él mismo explicó en entrevistas, "más libre creativamente". Su papel como rudo permitió que explorara recursos de actuación, intensidad emocional y movimientos pensados para generar reacción inmediata del público. Aunque la faceta fue corta, funcionó como un laboratorio que puso a prueba su capacidad de reinventarse sin perder la esencia del personaje.
Su legado: prestigio y expansión
El legado del Hijo del Santo va mucho más allá del ring. Su lucha fue también por proteger la marca, la identidad y el símbolo del Santo como patrimonio cultural mexicano. Defendió legalmente el uso de la imagen, preservó el concepto clásico del enmascarado justiciero y creó proyectos editoriales, audiovisuales y sociales para mantener viva la figura del Enmascarado de Plata.
Produjo cómics, documentales como el hombre detrás de la máscara, e impulsó funciones benéficas que reforzaron la relación del personaje con causas sociales. Su propósito, como él mismo expresó, era "mantener el respeto y la dignidad de un símbolo que pertenece al pueblo".
Además, su capacidad para atraer a públicos nuevos, infancias, turistas, coleccionistas, museos, posicionó al Santo como un referente de identidad mexicana, comparable a personajes icónicos del cine de oro, la historieta y el deporte.
El alcance de la imagen de El Santo fuera de México
Una de las grandes contribuciones del Hijo del Santo fue internacionalizar aún más la figura del Enmascarado de Plata. La imagen del personaje, históricamente reconocida en América Latina, España, Francia y Japón gracias al cine de su padre, encontró nueva vida a través de giras, exposiciones, entrevistas y colaboraciones culturales impulsadas por el propio Hijo del Santo.
En Francia, por ejemplo, su presencia en festivales de cine reavivó el interés por las películas clásicas del Santo. En Japón, la máscara plateada se transformó en una pieza codiciada por coleccionistas y fanáticos del puroresu.
En Alemania, su participación en eventos alternativos lo convirtió en figura de culto. En Estados Unidos, su influencia se consolidó a través de convenciones, documentales y su participación en funciones televisadas.
Único luchador con cinturón del CMB
En 2018, el Consejo Mundial de Boxeo (CMB) le otorgó un cinturón especial como reconocimiento a la aportación cultural de la dinastía del Santo y su impacto global. Mauricio Sulaimán, presidente del CMB, afirmó entonces: "El Santo es un héroe mexicano que trascendió el cuadrilátero; es símbolo de justicia, valentía y orgullo".
Ese cinturón se convirtió en uno de los reconocimientos más valiosos en la carrera del Hijo del Santo, pues conectó el mundo del boxeo con el de la lucha libre bajo una misma identidad mexicana.
Santo Jr. seguirá con la historia de plata
Con este retiro se cierra un capítulo, pero comienza otro. Santo Jr. ya está colocado como el heredero natural del manto plateado. Con un estilo más dinámico, adaptado al ritmo contemporáneo y con una formación rigurosa, el joven luchador representa la continuidad del mito.
En diversas entrevistas, el Hijo del Santo ha declarado: "Lo preparé para que fuera mejor que yo; su lucha será con las nuevas generaciones". Santo Jr. ha mostrado soltura en el ring, control del personaje y respeto por el linaje. Su carrera es todavía joven, pero el peso de la máscara ya recae en sus hombros.
RGS