Esta historia inicia muy lejos del Monumental. Es más, fuera del Perú. En un aeropuerto del mundo. El Doctor y el Doctor Honoris Causa, primero, se reconocieron; luego, se estrecharon las manos. “Conversamos sobre Universitario”, recuerda Jorge Alva, 14 veces campeón con el club de sus amores entre 1967 y 2009 (médico y dirigente), sobre aquel primer encuentro con Mario Vargas Llosa (1936-1925).
Tiene 87 años y es la memoria viva de Universitario. “Le dije que iba a hacer una gestión ante el Dr. Gino Pinasco, quien en ese momento era presidente de la ‘U’, para invitarlo al Monumental y así fue”. El Dr. Alva visitó el departamento la familia Vargas Llosa en Barranco y, personalmente, le dio la invitación para asistir al Monumental. Aquel día, también, fue la primera vez que le hablaron de la iniciativa de nombrarlo Socio Honoris Causa.
Mario, hincha de la ‘U’ desde los años 50, llegó al Palco Presidencial del Monumental en un día imborrable. Abajo en la cancha, los dirigidos por Juan Reynoso conseguían la estrella 25 frente a Alianza Lima. Ñol Solano fue la estrella, pero los aplausos se los llevó el visitante ilustre Vargas Llosa.
Eran finales del 2009. La ‘U’ volvía a demostrar jerarquía frente al clásico rival. “Me siento muy feliz por haber estado justamente en esta conquista brillante de mi equipo”, grabó en su vieja casetera Miguel Villegas para DT El Comercio. Mario Vargas vivía sus últimos meses antes de recibir el mayor galardón de un escritor.
La noticia
Esta llamada misteriosa también sucedió lejos del Monumental. Fue en una zona exclusiva de Manhattam, Nueva York. Eran las 5:30 a.m. del 7 de octubre del 2010 y Mario Vargas Llosa ya estaba de pie. El novelista iniciaba su rutina diaria en su departamento frente a Central Park.
Mientras leía “El reino de este mundo” del escritor cubano Alejo Carpentier sonó el teléfono. Le habló un señor con acento europeo. “No entendí muy bien, pero dijo que era de la ‘Swedish Academy’, y se cortó la llamada”, recordó en su momento MVLL.

En ese instante de desconcierto, Mario recordó una broma a Alberto Moravia. Al novelista italiano le dijeron que ganó el Premio Nobel, pero después de celebrar le dijeron que no era cierto. Todo había resultado ser una cruel broma
‘Varguitas’ reaccionó. “Mejor no se lo digamos a nuetros hijos. Que sea una sorpresa”, le llegó a decir a Patricia, su amada Patricia. Cinco minutos después y en medio de un centenar de flashes, la Academia sueca se pronunciaba:
“El premio nobel de Literatura 2010 ha sido otorgado al escritor peruano Mario Vargas Llosa”. Las palabras del secretario permanente de la Academia pasaron a la eternidad. El teléfono en Nueva York no dejó de sonar por días, y el departamento en Manhattan se llenó de saludos y abrazos.
Días después, el también ganador del Premio Príncipe de Asturias de las Letras y el Premio Cervantes, confesaría. “Desde entonces mi vida ha sido un torbellino frenético”. Y cómo no.

El máximo galardón crema
A los socios de Universitario, entonces, le quedaban dos meses del 2010 para llevar a cabo la idea que en algún momento se pensó en los años 90 durante la gestión de Jorge Nicolini. En el año 2008 Jaime León Pallete le contó a El Comercio que se recuperó la idea, un año después el Dr. Jorge Alva reavivó la intención en la interna del Directorio que presidía Gino Pinasco, pero fue recién en los meses finales del 2010 que se realizó una asamblea extraordinaria en el Estadio Lolo Fernández. Mario Vargas Llosa recibiría la distinción de ser el primer “Socio Honoris Causa”.
En los últimos días, en redes sociales, apareció un video donde el socio Fito Palao se adjudica la propuesta. La única verdad, por otro lado, es que el reciente Premio Nobel prefirió no asistir a la primera invitación para recibir el máximo galardón de un socio de Universitario. “Había unos temas políticos”, recuerda Jorge Alva. Esos temas tenían que ver con las elecciones para elegir a una nueva Junta Directiva.
Aprobada la iniciativa por los socios, lo que vino después fue convencer a Mario Vargas Llosa para que le haga un espacio en su apresurada agenda al equipos de sus amores. La respuesta recién vendría en febrero del 2011. La ‘U’ ya era presidida por Julio Pacheco, el técnico era Chemo del Solar, y el fichaje bomba un tal Pablo Vitti. Johan Fano y Raúl Ruidíaz, eran el presente y futuro goleador del plantel.
El 2 de febrero, una camioneta recogió a Vargas Llosa desde su departamento familiar en Barranco y lo trasladó hasta el Estadio Monumental. En el camino, algunos socios grabaron las primeras impresiones del novelista sobre la distinción que recibiría. “Muchísimas gracias”, responde. También señala que su amor por la ‘U’ había sido una “lealtad permanente”, y que “estamos sentando un precedente” por la distinción que se creó solo para entregárselo a su hincha más ilustre. El video hoy está publicado en la cuenta “Fito Palao: hablemos solo de la ‘U’”.
“La U ha sobrevivido a muchas crisis, un reflejo del país”, comenta Vargas Llosa en pleno viaje hacia Ate. La frase aún sigue vigente más de 14 años después.
Su arribo al Monumental fue captado por una decena de fotoperiodistas nacionales y extranjeros. El Comercio también estuvo presente y hoy esas fotos son partes del Archivo Histórico de este Diario.

En la cancha, Sporting Cristal abrió la jornada contra América de Cali (derrota 2-0), y antes de que presentar al plantel de Universitario 2011, el Premio Nobel tuvo una emotiva ceremonia frente a 60 mil hinchas cremas. Fue la noche en la que recibió su carnet de Socio Honoris Causa e inmortalizó una frase que hoy ocupa paredes, banderolas, slogans y tatuajes.
”Agradezco con todo el corazón este homenaje que me hace el club asociándome como socio honorario, para alguien que desde hace más de 60 años es un hincha de la ‘U’. Este es el más emocionante homenaje que he podido recibir, la ‘U’ es mucho más que un club de fútbol, es un mito, una leyenda, una tradición, una de las más hermosas historias que ha escrito el deporte peruano”, dijo el Premio Nobel.
La noche se cerró con una victoria 1-0 de la ‘U’ sobre Arsenal de Sarandí con gol del chileno Cristián Álvarez. En el Palco Presidencial, un hombre ya distinguido flameaba una bandera cumpliendo la ilusión del hincha. Fue feliz, el Monumental fue uno de los lugares que le regaló tantos días de triunfo.


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