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Y el tercer partido se disputó en las tribunas de Matute, donde hubo un esfuerzo descomunal por hacer sentir el respaldo de la hinchada a Hernán Barcos: desde cánticos insistentes con el “Barcos no se vaaaa” hasta volantes repartidos en las cuatro tribunas con la frase “El ‘Pirata’ no se va”.
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De los tres, Alianza ganó en la cancha, perdió en la cuestión de depender del resultado de Cusco FC y quién sabe cómo se resolverá el futuro de Barcos.
Porque en el último partido de la etapa regular del Clausura, el ‘Pirata’ pasó desapercibido en la cancha (jugó la última media): gol de Paolo Guerrero, que anotó por cuarta vez de penal, gol de Jesús Castillo y otro más de Gaspar Gentile.
Las otras acciones que atrajeron la atención del hincha fueron la reaparición de Pablo Lavandeira, disponible por fin para los playoffs ante Sporting Cristal, y la séptima expulsión en el año de Carlos Zambrano, que se perderá el primer duelo ante los rimenses.
Pero el show se lo robó Barcos antes, durante y después del partido fuera de la cancha. En la previa, porque en todo Matute comenzaron a circular afiches pequeños o volantes en los que se podía leer “El ‘Pirata’ no se va. Alguien, dispuesto a gastar dinero y esfuerzo, se las arregló para esparcir los volantes por las cuatro tribunas a favor del futbolista argentino.
Pensemos que fue una reacción desesperada de un sector de la hinchada que ve a Hernán Barcos como un referente clave y que, pese a sus 41 años, cree en que su aporte sigue siendo trascendental. En realidad, en números lo es (lleva 14 partidos).
Luego, ya en el partido, llegaron los cánticos de un sector de la tribuna con el “Barcos no se vaaaaa, no se vaaaa, no se vaaaaa”. Los aplausos y el respaldo a que se quede se hicieron notar durante todo el partido. Más aún cuando ingresó en reemplazo de Paolo Guerrero.

El ‘Pirata’ supone responder a ese cariño instantáneo en tres tiempos. Tres momentos que además ponen en evidencia un final que parece ya cantado aunque nadie lo diga. Pero así son las despedidas que cuestan, uno se va yendo de a pocos.
Primero antes del partido, cuando en el calentamiento Barcos comenzó a saludar a la tribuna con una mano alzada agitándose en señal de saludo (o despedida) y la otra mano en el corazón, señal de que siempre llevará a Alianza Lima (o al hincha) en un lugar especial de sus sentimientos. El mismo acto se repitió en el regreso del entretiempo y cuando le tocó ingresar.
Al final del partido hizo un breve paseo (otra vez asemejándose a una despedida) con sus dos menores hijos en brazos. La última fecha del Clausura pareció un ensayo de un pronto adiós.
Es cierto, a Alianza Lima le queda por lo menos un partido más en Matute. Será ante Sporting Cristal en unos días y si superan esa llave, habrá otro más en casa ante Cusco FC. Pero nunca es pronto para repasar lo que será el last dance propio de quienes dejaron huella en una institución, en un club, en una liga.
“Esperemos que está semana se resuelva lo de mi continuidad. La respuesta en realidad es de Alianza, ya saben lo que yo quiero, y Alianza me tiene que dar la respuesta”, afirmó luego del partido, en un discurso que, sin querer, también es una forma de presionar. De insistir. De creer.
“Yo sé que tengo todavía mucho para darle a Alianza Lima, así que ojalá que me pueda quedar”, reiteró. La pelota está ahora en la cancha del club, que parece haber tomado ya una decisión.
Néstor Gorosito, el técnico, tras el partido dio una pista: “Lo más importante es el grupo”.
