La misma noción de justicia que sustenta la coronación final de una leyenda como la de Cristiano Ronaldo se equipara con el derecho ganado de Lamine Yamal a certificar su condición de prodigio con apenas 17 años.
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El paladar futbolístico y las frías estadísticas coinciden en la brutal influencia de Cristiano en la historia del fútbol luso. Figura descollante que a los 40 años ha sabido disimular el devenir natural de sus condiciones producto de la edad y ha encontrado un equipo bajo el respaldo del técnico Roberto Martínez al que responde con una eficacia propia de un ídolo.
Portugal juega para Cristiano y Cristiano juega para el colectivo. El antes extremo hoy justifica su vigencia como un ‘9’ de área sólido y fiable. Con menos movilidad y gambeta que se maquillan con un conocimiento espléndido de la geografía del área y un sentido del gol que aún es capaz de superar a feroces defensas.

Y claro, detrás de él hay toda una sinfónica de juego matizada por la experiencia y la novedad. Ahí está otro fenómeno como Joao Neves, pero también la sapiencia de Bernardo Silva y Bruno Fernandes. En ese intermedio de edad, con 25 años, aparece la endemoniada frescura de Vitinha.
Portugal es un candidato serio. Es un equipo más allá de Cristiano, pero sabe jugar con su ‘Comandante’. El eterno rival de Messi entiende su rol tras asimilar que atraviesa la última escala antes del ocaso de su carrera.
Su rebeldía frente al tiempo y la disciplina física le han permitido seguir jugando al máximo nivel competitivo en su selección. Ha marcado 937 goles como profesional y la meta de los mil parece cada vez menos lejana. Aunque es probable que siga siendo tomado en cuenta para el Mundial 2026, queda claro que esta final de la Nations League se presenta como el ‘last dance’ de su exitoso historial competitivo. Lastimosamente para sus pretensiones, enfrente estará una España remozada por la consolidación de sus jóvenes figuras y un juego versátil, directo y muy vertical.
El esplendor de Yamal
La eminente figura de Lamine Yamal, que recién el próximo mes cumplirá 18 años, lidera a un equipo bien cohesionado por figuras también jóvenes que juegan con la frialdad de un veterano. Ahí están Pedri y Nico Willians, pero también Gavi.
Eso sí, los reflectores siempre apuntan a Yamal, el talentoso al que comparan con Lionel Messi y que hoy tendrá que rivalizar contra una leyenda en lo que bien puede ser considerado un duelo de generaciones.

La surrealista diferencia
Cuando Cristiano ganaba su primer Balón de Oro en el 2008, Lamine aún era un bebé en pañales intentando dar sus primeros pasos. La diferencia es brutal, pero el nivel competitivo de ambos y el respaldo en el lúcido juego colectivo de sus selecciones advierten de un duelo poco dispar.
“El niño está haciendo las cosas muy bien. Pero lo que pido de verdad es que dejen al chico crecer tranquilamente”, dijo Cristiano en la previa.
Lo cierto es que más allá de esta final, Cristiano piensa en el futuro. Ya descartó jugar el Mundial de Clubes y el nombre de su futuro club es un misterio. “Ya he tenido invitaciones para jugar el Mundial de Clubes de Argentina, pero veo muy difícil. Nunca fui a Argentina, pero quiero ir, tengo mucho cariño por los argentinos”, respondió sobre la posibilidad de jugar el torneo con Boca o River.
En el otro extremo está Yamal. En su máximo esplendor y a la espera de su primer Mundial en el 2026 con 18 años.
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