Para llegar a un Mundial, hay que dejar correr sangre y lágrimas sobre la arena. Una Copa del mundo no es un sitio para cualquiera, es un espacio solo para el talento que trabaja incansablemente para alcanzar una meta. Ondeando la bandera peruana tras la clasificación del Perú en el Vóley Playa, Lisbeth Allcca y Claudia Gaona expulsan un grito contenido de triunfalismo y desahogo por el sacrificio dejado, para hacer historia en el deporte nacional. No fue solo un entrenamiento de lunes a sábado, de cinco horas diarias entre trabajo técnico con pelota y gimnasio, sino mucho más: desde el desapego familiar hasta la pausa académica, que pronto también tendrá su mérito.
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Lisbeth, de 24 años, no pudo terminar el año pasado la carrera de educación física, “se aplaza por los viajes y priorizar el vóley playa”, mientras que Claudia, de 26, pudo ir a estudiar a Estados Unidos, pero “no salió por ciertos temas familiares”. El camino ha sido arduo, pero valió la pena cada segundo. “Realmente estoy haciendo lo que quiero y eso me tiene feliz”, confiesa Claudia al lado de Lisbeth, quien vio como una película en su cabeza el pase en el último Sudamericano. “Fueron sentimientos encontrados en ese momento, mis amigas me decían ‘juegas todos los días, como que no tienes vida’, pero son decisiones y no me arrepiento de nada”, confirma sonriente.

El deseo de cada una
Para el éxito de una dupla, es importante la conexión emocional y el trabajo en equipo. Sin sociedad, no hay progreso; sin comunicación, no hay entendimiento en la arena. Visiblemente emocionada, Lisbeth confiesa la admiración que tiene por Claudia. “Ha tenido altos y bajos, pero ha trabajado por lo que quiere. Nunca se lo he dicho, pero la admiro un montón”, mientras su compañera le responde: “Voy a llorar, valoro de ella la fuerza de dejar, yo sé lo que le cuesta priorizar el vóley por encima de su familia, pero siempre pone su personalidad y lo ordena tal cual lo quiere lograr”.
Juntas del 2021, cada una tiene su plan de vida: Lisbeth en Brasil y Claudia en Perú, pero conversan a menudo para que, en el campo, el juego funcione a la perfección. “A veces nos ha tocado encontrarnos en el país de competencia o yo me regreso un par de semanas antes a Lima”, pero ya andan sincronizadas: el cuerpo también tiene memoria sobre la arena.
En la previa, cada una anda concentrada en lo suyo: Lisbeth haciendo una sopa de letras en su celular y Claudia practicando con el Duolingo para la activación mental. Antes de la entrada a la cancha, un poco de Motinha 2.0 para calentar motores y pelear cada punto como si fuese el último. “Tenemos una frase. Siempre nos decimos que este es el último. Puede ser el primer juego, pero lo pensamos como si fuera el último para darlo todo”. Pero tan solo es el inicio de algo más grande.

Lo que se viene en el vóley playa
Para una clasificación, por cada punto y cada gota derramada, ¿cuál fue la clave para estar en el XV Campeonato Mundial de Vóley Plaza, a realizarse del 14 al 23 de noviembre en Adelaida, Australia? El entrenamiento, la mentalidad y la participación en todos los torneos a diferencia de otras veces. “Jugamos presionadas, pero el esfuerzo y compromiso es lo más bonito. Es la primera vez que estamos en todos los torneos (7 en total) y fuimos acumulando los puntos necesarios. Un buen ránking te permite participar. En cada torneo, era mantener lo que habíamos trabajado”.
Tras el cuarto puesto en el ránking sudamericano, al lado de Brasil, Argentina y Paraguay, la cima aún es más alta: las chicas saben que pueden seguir creciendo, a la espera del apoyo de la empresa privada, la piedra en el camino para hacer más grande su historia.
“Hemos hecho una programación hasta Lima 2027. Hay cosas para conversar, como también por parte de la FPV y con el IPD, pero las competencias principales son el Mundial, los Bolivarianos y continuar con el circuito sudamericano para los Panamericanos”, asevera Claudia, a la espera de la estructuración de parte del DT Leonardo Sanabria, para llegar con ritmo para la Copa del Mundo y, claro, competir para dejar en alto en nombre del país. “El 100% en cada partido se va a ver allá y espero que podamos disfrutarlo de la mejor manera”.
¿Qué hay con Los Ángeles 2028? También está en sus cabezas, pero reconocen que hay una brecha. “No tenemos apoyo de la empresa privada como para jugar continuamente en el Tour Mundial” (una de dos maneras de clasificar, la otra es por el ránking mundial). Sabemos solo de que lo podemos planificar el presupuesto, sino es un poquito difícil, casi imposible pensar en los Juegos”.
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